Abro mi
cartera,
como lo
hacen las mujeres,
y los peces nadan de aquí para allá
entre
las monedas y el lápiz labial.
Los
saco,
uno por
uno
y los
lanzo contra los nombres de las calles,
y lanzo
mi cartera
al río
Charles.
Después
me deshago del sueño
y me
precipito contra la pared de cemento
del
tosco calendario
en el
que vivo.
Anne
Sexton. Mercy Street 45 (1969).
Portando intimidad.
La mirada imposible a la cartera “de mujer”,
ese público continente de privacidad.
Verónica
Panella*
Winnie busca y rebusca en su cartera
negra, de buen tamaño. Revisa y ordena su contenido y como cualquiera de
nosotras, duda al momento de inventariar lo que habita dentro de esa pieza de
cuero cosido, en apariencia banal, que da la impresión de contar con vida
propia. Falta un detalle más: Winnie, protagonista de “Los días felices” de
Samuel Beckett está enterrada hasta la cintura en un espacio desértico afanado
en consumirla, y en ese contexto, la cartera se convierte en un ancla de
semicordura gracias a los fragmentos de intimidad y posible salvación que
continenta. Más allá de la metáfora, la llamada “cartera de mujer”, tan
contemporánea desde una perspectiva histórica, tan vinculada, en una lectura
superficial, a las demandas accesorias de la sociedad postindustrial, comparte
significados, usos y tabúes (oculta de la vista, no la profanan manos ajenas)
con otros objetos de acarreo que ancestralmente han acompañado a hombres y
mujeres en sus largos éxodos o mínimos desplazamientos, desde el zurrón del
peregrino hasta las coloridas mochilas para las que las wayuu, herederas del
saber de la araña Wale’Kerú, reservan una iconografía particular.
En este sentido, la instalación Habitadas
se apropia y potencia esta ambigüedad significativa, jugando a subvertir estas
“piezas carteras”, que la artista Alejandra
González Soca ha recibido en préstamo, tanto en su condición de objetos
concretos como portadoras de la memoria de sus dueñas, orquestando con ellas un
espacio intimista y perturbador. En este interpelante “descontexto” de objetos
falsamente intrascendentes, Alejandra
González Soca teje, evidencia, oculta, guarda, en su pequeña
cueva/receptáculo, fragmentos de este corto/largo camino emprendido fundamentalmente
desde inicios del siglo XX, por mujeres que desde diversas realidades y con
desigual alcance, asumen el desafío de ponerse en movimiento. La pieza visual
funciona entonces como huella mnemotécnica de esos andares históricos, en los
que, aferradas a las asas de estas grandes, sensatas, fiesteras, desbordadas,
coloridas, cuarteadas, incluso inexistentes carteras, ellas intuyen, (como
podrían hacerlo las iniciadas en los antiguos ritos mistéricos, descendiendo a
lo desconocido con la única protección de una canastita cerrada) la fuerza
transformadora que implica, llevar en las manos un pequeño universo secreto.
Ficha
Técnica
Alejandra
González Soca
Habitadas:
sobre el objeto y la necesidad de persistir.
2017
Instalación
Dimensiones:
396 x 370 x 225 cm.
Materiales: 110 carteras cedidas por la comunidad.
En el marco del Proyecto Contigo Toda la Vida, Espacio Cultural Fundación Banco República. Inauguración 7 de marzo, 20 horas.
*Verónica
Panella (Montevideo 1974)
Artista visual y docente de Historia e Historia del arte. Investiga sobre
relaciones entre arte y género. Colabora regularmente en revista de artes
visuales La Pupila y el semanario Brecha.
Asistente de montaje: Jorge F. Soto
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